Casi mitad de año. Algunos retos conseguidos, otros muchos por delante. A pesar de que el panorama político y económico, nacional e internacional, no es propicio, nuestras empresas son moderadamente optimistas. En la Asamblea que nuestra asociación celebró en mayo, el 84% de los asociados preveía crecer o mantener en facturación y el 91% el empleo a finales de 2024. Estamos acostumbrados a gestionar ya en crisis permanente, y la crisis del 2008 obligó a las empresas a prepararse de cara al futuro, realizando un esfuerzo ímprobo en la reducción de deuda especialmente.
Las empresas familiares tienen por delante varios compromisos a abordar. En este artículo voy a señalar 4. En primer lugar, y a nivel interno, de organización familiar, siempre está la tarea de la gobernanza. El establecimiento de unas reglas de juego claras entre el gobierno de la familia y el gobierno de la empresa no es baladí, y hemos de reconocer que no siempre resulta sencillo.
En este punto es donde nuestra asociación pretende ayudar al máximo, favoreciendo la continuidad de la actividad empresarial y también la unidad familiar. Hemos de aprender a diferenciar el papel que cada miembro de la familia juega en la empresa, utilizando los Consejos de Familia y de Administración adecuadamente.
En segundo lugar, y ya en el terreno de la gestión empresarial, abordar decididamente el reto tecnológico se hace imprescindible. Procesos, sistemas y productos no se entienden sin la innovación y la tecnología. En este aspecto, la gran ventaja de la empresa familiar es su agilidad en la toma de decisiones y la gran capacidad de adaptarse a los cambios. Desde la asociación ya estamos abordando de manera práctica y precisa todo lo que ofrece la inteligencia artificial.
En tercer lugar, y de igual relevancia, otro de los aspectos de presente y futuro es la difícil tarea de conseguir atraer y retener talento; las personas son lo más importante para nuestras empresas familiares.
Si bien es cierto que es difícil competir con otras ofertas, entre multinacionales y la Administración Pública, la empresa familiar está preparada para formar parte del futuro profesional de los jóvenes, seduciéndoles a través de proyectos atractivos y desde la creación de un ambiente más cercano a la propiedad, que prioriza la meritocracia.
Un cuarto reto es el de luchar contra la burocracia y la presión fiscal. El esfuerzo es terrible para cumplir con una verborrea de normas que superan las 25.000 y que cercan la competitividad empresarial.
Leía hace pocos días, como ejemplo de esta corriente, que en Silicon Valley los empresarios han solicitado que sea necesario el acuerdo de 2 tercios de los votantes para cualquier propuesta de incremento de presión fiscal, ante el “aumento de impuestos sin control”.
Es necesario hacer entender a la Administración que de sus no normas depende la competitividad y, en algunos casos, la supervivencia de la actividad económica y el empleo privado.
Mientras tanto, todos los días son lunes para el empresario. Todos los días seguirán tomando decisiones para el bien de la empresa, los trabajadores y la sociedad.
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