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Foto del escritorEduardo Estevez

LA GENTE SÓLO MUERE CUANDO LA OLVIDAN

La gente sólo muere cuando la olvidan. Si puedes recordarme, siempre estaré contigo”. Es una frase de Isabel Allende que refleja muy bien lo que pensamos los familiares de las personas fallecidas durante esta pandemia. No os olvidaremos, a ninguno, porque habéis dejado huella, porque tanto habéis amado y porque tanto habéis sido queridos. 3.793 castellanos y leones nos han dejado a causa de la Covid-19. Y me gustaría subrayar que no son simples números. Cada uno con su historia, con su familia, con su sueño. Como en el caso de Dionisio Sanz, un gran hombre, trabajador incansable, que desde su Montemayor de Pililla lo dio todo por su familia; o como en el caso de Generoso García trabajador incansable y pionero en el mundo del jamón ibérico; o como en el caso de Alejandro del Amo, soriano apasionado y emprendedor nato; O como el caso de mis padres, Isabel y Manolo, quienes nos dejaron con tres días de diferencia el uno del otro, como si hubiesen decidido continuar juntos su otra vida. Y tantos otros que se han ido, pero no sin antes dejarnos huella, tanta como para que les sigamos recordando cada día, cada hora, cada segundo. Porque siguen vivos, más que nunca, entre nosotros. Mis padres se dejaron la piel por esta tierra, como tantos otros. Toda su vida giró desde Salamanca. Allí construyeron una familia y una empresa. Nunca dejaron de creer durante su camino, cuando vinieron mal dadas, siempre se levantaban. Cumplieron con su palabra siempre. Y dieron ejemplo. Nuestra infancia en Pelabravo, nuestro aprendizaje en la empresa familiar en los veranos, nuestros estudios y nuestro trabajo. Nuestros partidos del Atleti, nuestros cortos pero intensos viajes, nuestras reuniones familiares con sus nietos, nuestras conversaciones empresariales, nuestros paseos por nuestra querida Salamanca. Ellos siempre estuvieron ahí, se sacrificaron y no nos dejaron caer. Se fueron, pero antes ya habían cumplido. El trabajo, la honradez, la austeridad y la humildad –que caracterizan a las gentes de esta tierra- fueron sus pilares, y la mejor enseñanza que mi hermano Manuel y yo recibimos de ellos. Y seguiremos adelante, porque queda mucho por hacer y porque es lo que a ellos les hubiese gustado, que continuásemos adelante.

Generación de personas valiosas Hemos perdido una generación de personas valiosas. Recordemos su aportación a lo que Castilla y León es hoy. Con su esfuerzo han contribuido al desarrollo de esta tierra. No lo debemos olvidar. Unamuno, amigo de mi abuelo Eduardo, rogaba a su querida Salamanca: “dí tú que he sido”, exclamaba. Eso es lo que nos piden nuestros familiares a Castilla y León, que digamos que todos y cada uno de ellos “han sido”. Fernando Savater dice que no somos libres para elegir lo que nos sucede, pero sí lo somos para reaccionar ante lo que nos sucede de un modo u otro. Pues eso tratamos de hacer los que estamos sufriendo este dolor. Afrontarlo desde la esperanza y no al revés, desde el recuerdo y no al revés. Queda mucho por hacer en su nombre, queda mucho por contar a sus nietos sobre su legado, queda mucho por caminar aún, de la mano, con sus sonrisas y con su apoyo. Ha sido un tiempo en que han reinado las personas, las buenas personas. Como los sanitarios que han volcado su conocimiento y su humanidad con nuestros enfermos. Como los trabajadores y empresarios que nos ayudado a que la vida pudiera no parar del todo. En especial, en nuestro caso, nuestra familia más directa (nuestros tíos y primos), nuestros amigos, la gran familia de la asociación de empresa familiar y la otra familia de mis padres, los trabajadores de su empresa familiar. Y tanta buena gente que no se ha borrado de este arrugado mapa que ha dibujado la COVID 19. Ojalá que sean las personas las que sigan reinando más que nunca a partir de ahora, siempre las buenas personas.


El partido continúa. Debemos aprender de los errores y no bajar la guardia. Debemos seguir cuidándonos para salvar a los demás. Es la mejor manera de recordar a todos lo que han fallecido. Seguir luchando contra el virus para que no haya más pérdidas Por último, un ruego. Intentemos ser felices en vida, intentemos hacer felices a los que están a nuestro alrededor. Intentemos hacer la vida más fácil mientras estemos juntos en este mundo. Antes de que sea demasiado tarde. Es lo que depende de nosotros y lo que nos dará el descanso verdadero cuando unos se vayan y otros se queden. Este es nuestro consuelo y tranquilidad, haber exprimido cada momento y haberlo dado todo mientras estuvimos juntos. * Discurso pronunciado en el acto del Homenaje de Castilla y León a las Víctimas del Coronavirus, celebrado en Segovia el 27 de julio de 2020.

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