Buenas tardes. Queridos socios de Empresa Familiar de Castilla y León, junta directiva, ex presidentes, Presidenta de la asociación, Presidente de honor. Querida familia, amigos todos.
Muchas gracias por haber acudido a la convocatoria, os lo agradezco de corazón.
Estar acompañado hoy por buena parte de los empresarios asociados a EFCL es una verdadera alegría. También han venido muchos amigos y directores de otras asociaciones territoriales de las que tanto aprendemos en Castilla y León, Cantabria, Valencia o Madrid.
Gracias José María Nieto por estar hoy aquí presentando el acto y, sobre todo, por tu trabajo en el libro con las brillantes ilustraciones que has dibujado. Con tu excepcional ironía eres capaz de sacarnos una gran sonrisa sobre un tema tan serio como la empresa familiar.
Básicamente, lo que quiero hacer hoy es dar las gracias a todos los empresarios de la asociación, porque sois vosotros de quienes he aprendido todo en este camino de casi 25 años juntos.
Entré en la asociación casi de niño y aquí he crecido no sólo como profesional sino como persona. Recuerdo aquel día camino al Palacio de congresos de Salamanca, junto a Juan Manuel, como si fuese hoy mismo. Nunca pensé aquel día que este trabajo resultase ser (como me dijo una vez mi amigo Gerardo Gutiérrez) el mejor trabajo del mundo.
Siendo salmantino, castellano y leonés, no encuentro mejor suerte que la de poder colaborar con los mejores empresarios de esta tierra.
Los comienzos no fueron fáciles. Yo era muy joven y no era sencillo estar a la altura de la misión que se pretendía. Recuerdo incluso que tuve que dejarme barba para que mi edad no resultase impedimento para ganarme vuestra confianza. Pero sólo al principio. Finalmente conseguí encontrar en la asociación un sentido compartido a la misión que fue fijada por los fundadores de defender a la empresa familiar y al empresario como parte esencial del desarrollo económico de Castilla y León.
Entrando en materia, el libro se centra en los temas que dependen de nosotros. Dice el filósofo Fernando Savater que “no somos libres de elegir lo que nos sucede pero sí lo somos de afrontar de un modo u otro lo que nos sucede”. Por ello he tratado de recoger todo lo que he aprendido en estos años con familias empresarias como las vuestras con el fin de ayudar a que otros consigan evitar errores en el futuro y, atendiendo a las mejores prácticas observadas en estos años, se pueda conseguir un doble objetivo: que la familia permanezca unida y, que la empresa sea gestionada de la mejor manera posible. Tarea difícil, pero no imposible.
Los aquí presentes estamos de acuerdo en la importancia que tiene la empresa familiar. Es por ello que mi anhelo respecto a este libro es que fuese leído por aquellos que no nos conocen, aquellos que nos ven como lo que no somos, aquellos que nos ven como el problema y no como la solución. No debemos renunciar a esta tarea de comunicación nunca.
Más allá de su contenido, el propósito de este libro es el de homenajear a todas aquellas personas que hacen empresa, que crean cosas o servicios que antes no existían y que contribuyen a generar riqueza en nuestra Comunidad y nuestro país. Y más en estos momentos que nos toca vivir de crisis pandémica. Creo que no exagero si afirmo que la empresa familiar está contribuyendo a salvar Castilla León y España. O lo digo de otro modo, sin empresa familiar no hay país.
El trabajo está especialmente dedicado a mis padres Manolo e Isabel; su ejemplo en valores no ha caído en saco roto en mi hermano y en mí. Lo que vivimos en casa es lo que tratamos de transmitir a nuestras respectivas familias, especialmente la cultura del esfuerzo. Y aunque parezca que no están, nunca los he sentido más cerca. Mis padres, como muchos empresarios de aquella generación, contribuyeron a levantar un país en el que, recién estrenada nuestra democracia, apenas había nada. Para toda esta generación de empresarios sirva este humilde homenaje que expreso en el libro. También es un reconocimiento a las generaciones más jóvenes, quienes están dando continuidad empresarial a tantos y tantos negocios, y que a pesar de las dificultades, siguen tirando del carro. Como por ejemplo hace cada día mi hermano Manuel para luchar por mantener el legado de nuestros padres. Seguro que papá y mamá están orgullosos de todo tu esfuerzo.
Hay mucho que agradecer en el libro. En primer lugar a todos los asociados, por estar y sentiros orgullosos de pertenecer a esta asociación, a los ex presidentes que han dado lo mejor de ellos en cada periodo de dos años que les ha tocado asumir las riendas de la asociación con los que he trabajado codo con codo con ilusión y dedicación, inspirado por su ejemplo y liderazgo. Como ciudadano siento orgullo por aquellos empresarios que deciden dedicar parte de su tiempo a la sociedad y, en particular, a las asociaciones empresariales. Juan Manuel, Sebastián, Carlos, José, Gerardo, Ginés, Alfonso, José Miguel, César, Rocío. Y mi recuerdo especial para Antonio, un gran empresario de esta tierra con el que tanto aprendí.
Agradezco a Rocío Hervella todo el trabajo que está impulsando en la asociación. Su energía y liderazgo han contribuido a que el año pasado haya sido el año que más hemos trabajado en la organización.
También quiero agradecer a Luis Muñoz y Raquel Nieto todo su trabajo diario en la asociación. Creen en lo que hacen, en lo que defendemos, y son partes fundamentales del proyecto.
Agradezco también a la editorial Galland Books y su alma mater Lucas Molina, ya que el libro no habría sido posible sin su ayuda.
También agradezco a Antonio Garrigues Walker, una de los pocos sabios que tenemos en España, que haya tenido a bien realizar el epílogo del libro. Y a Rocío Hervella y Juan Manuel González Serna, su participación en el prólogo. A los grandes empresarios que han contribuido a dar categoría a la publicación, escribiendo una breve frase al final del libro sobre lo que significa para ellos la empresa familiar. Y a las 26 empresas que se han prestado para la investigación de las mejores prácticas que recoge el modelo GEN-26 que explico en el libro.
Por último a mi familia, mis hijas Carla y Elsa y mi mujer Leticia, que no sólo me han aguantado tanto tiempo mientras este libro me ha ocupado, sino que me han apoyado siempre en mi trabajo, porque saben de la importancia del propósito de la asociación.
Concluyo ya. En el estadio de fútbol del Cádiz, en la salida de los vestuarios al campo, hay un cartel enorme que se ve en la tele que dice: “quien está contra el Cádiz está contra la humanidad”, frase genial atribuida al periodista Alfredo Relaño. Pues así quisiera terminar mi intervención. Es lo mismo que pienso yo sobre la empresa familiar. QUIEN ESTÁ CONTRA LA EMPRESA FAMILIAR ESTÁ CONTRA LA HUMANIDAD.
Muchas gracias a todos por vuestra asistencia.
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